El principio de la división de poderes está basado en la ideología de la ilustración que limita la concentración del poder en una sola persona y a la vez establece un triple ejercicio de la soberanía. Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Tanto en la teoría como en la practica, este principio tiene su origen desde la antigüedad, pero en el mundo moderno se le atribuye a John Locke (Siglo XVII) en Ensayo sobre el gobierno civil y, apoyado en las ideas de este, Montesquieu (Siglo XVIII), en Del espíritu de las leyes, indicaba que concentrar todos los poderes en una persona daría oportunidad al abuso del poder: "Cuando en el poder legislativo y el poder ejecutivo se reúnan en la misma persona o el mismo cuerpo; no hay libertad; falta de confianza, porque puede temerse que el Monarca o Senado hagan leyes tiránicas y las ejecuten ellos mismos tiránicamente".
No obstante, algunos autores consideran que el praxis, la idea de la división de poderes fue propuesta en El príncipe de Nicolás Maquiavelo:
Teóricos posteriores solo han reiterado esa idea y, en el mejor de los casos, abundado o ampliado. Pero no responde totalmente a lo que es el mundo de los hechos. Falta un elemento importante: Considerar la realidad. El único que lo hizo fue Maquiavelo; El encontró que el poder se ha dividido con fines pragmáticos, muy alejados de esos puramente teóricos que expusieron Locke y Montesquieu.
Este principio también lo encontramos en la Declaración de los Derechos Humanos y el Ciudadano de 1789 (Francia):
ARTICULO 16°. Toda la sociedad en la cual la garantía de los derechos no esta asegurada ni la separación de poderes establecida, no tiene Constitución.
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